Días EternosNo quiero que termine todo; que se acabe el largo camino que llevo recorriendo hace 13 años. Son tantas cosas que he vivido dentro de las salas de clases, con uniforme, con el pelo corto (a veces no), que me da una pena tremenda dejar las aulas.
Por eso es que lo estoy pasando bien en el colegio, más preocupado de estar con la gente que quiero que de las manecillas del reloj. Irónico, sobretodo porque hasta hace un par de días solo quería salir. No se que me pasó pero pensar en lo que dejaré de hacer me da nostalgia. Una nostalgia tan grande que me dan ganas de construir una máquina del tiempo y volver a los tiempos donde jugaba Nintendo evadiendo todo tipo de responsabilidad escolar. O cuando salía a jugar a la pelota antes de almuerzo y volvía a tomar once.
Ahora es tiempo de estar con la gente que quieres, con la que dejarás de estar frecuentemente. Es tiempo de disfrutar las caras que ves todos los días, no quejarte por tenerlas presentes en todo momento.
No sé que será de mí de aquí a un tiempo más, pero se que extrañaré cada abrazo de la enana, las sonrisas de mis amigos y los recreos con los mosqueteros.
A alguien se le ocurrió la idea de que todo lo que empieza tiene que terminar. Por favor traigan a ese estúpido para golpearlo, por que debió haberse equivocado, al menos yo hubiese preferido no haber postulado aquella ley natural.
Los días que quedan juro que serán eternos, que captare cada momento cuál cámara con una memoria de mil gigas y que no dejaré pasar las oportunidades para expresar mis sentimientos cada vez que pueda.
Que la fuerza los acompañe.