E! true Talcahuano stories...." L3M "
Uno Para Todos y Todos Para Uno! (b)L3M(b)
La profesía tenía que cumplirse, Los mosqueteros debían sobrevivir.
Corría el 2002 y dos personajes fundan un insipiente cenáculo, por el momento sólo se hacían llamar primos, lo que demostraba una amistad fuerte y una evidente coincidencia de apellidos. A fines de ese año aquellos personajes estaban afiatados, buenos momentos salieron de ahí y los mejores estaban por venir.
2003, todo era próspero y un nuevo personaje se integraba al grupo. Las escrituras se estaban cumpliendo, sólo faltaba uno. Paseos, micros equivocadas, malos pasos y mucho más eran tópico en la vida de estos tres hidalgos.
Problemas hubo, pero cómo Herrar es Umano y perdonar es divino, todo fue solucionado hasta volver a lo antiguo, la vieja escuela: paseos a conce y visitas a más de alguna afortunada compañera (
Coni fue una de las más privilegiadas, tanto así que recibía constantes visitas, memorable esa vez que nos hicimos pasar por mormones y bueno,
ella sabe el resto)
Los veranos eran piscineros y las juntas eran a diario. Jugaban tenis, futbol o hacían cualquier cosa. Llegaron a defirnir el verano como la "época de la pensión", sólo a comer y dormir a nuestras casas
Llegó el 2004, nada sería igual, empezó el año escolar y entre electivos y otras decisiones importantes iban creciendo, nunca madurando, en escencia siempre fueron lo mismo, mosqueteros, nada más que eso.
Un tipo de Punta Arenas llegaba a los territorios talcahuanescos. Bastó una sola reunión para saber que el cuarto y último integrante había llegado, el círculo se había cerrado. Después de un par de semanas (y exactamente fue un par) ya eran cuatro: Atos, Portos, Aramis y D´artagnan.
Era el apógeo de una amistad a toda prueba, inseparables, no faltaban a un sólo carrete. El centro de reunión era ahora la casa de Claudio, y las reuniones todos los días.
Se consolidó el grupo, y se amplió cuando 4 mujercillas se unieron a los mosqueteros y sus reuniones sabatistas.
Tantos momentos son recordados, tantas mesas de pool; idas al mall; botellas y otras cosas.
Pero como todo tiene su fin a fines del mismo año, el grupo se disgrega, por estos días todos caminan por sus propias rutas, se juntan de repente a recordar las fechorías mosqueteras.
Uno de sus fundadores está sirviendo a la patria, el otro se prepara para la universidad. Los otros dos gozan de libertad.
Obviamente la separación no es definitiva, siempre serán un grupo, por que así lo dijo el profeta.
Agradecimientos a todos aquellos que vivieron momentos junto a los Mosqueteros, en especial a las Marambio, sus fieles compañeras. A la coté, que fue un personaje muy, pero muy especial en los albores del grupo, cuando eran dos y porque en su casa se formó la pandilla definitiva y a Dios por haber dado la oportunidad de conocerse.