Ésta vez sonaba distinta. Se sentía algo raro en el ambiente.
No estaba preparado para un adiós. No estaba listo para escuchar que ahora sí será por siempre.
Malditos kilómetros. Los odio, pero más me odio a mí por haber creído que nuestro amor si podía superar las más grandes barreras.
Será difícil dejar de marcar aquel número que me era bastante habitual.
Será difícil dejar de escuchar esa voz que me volvía loco.
Será difícil despertar sabiendo que ella ya no es parte de mi vida.
¿Por qué nada puede ser perfercto?
Estoy seguro que fuimos construidos en la misma fábrica, estoy seguro que el destino se preocupó de juntarnos. Pero siempre con un detalle, un GRAN detalle, 800 nefastos kilómetros que impedían abrazarnos cuando necesitabamos apoyo; besarnos cuando necesitaramos amor.
Me dices que me amas, pero no puedes seguir viviendo con la infelicidad de tenerme lejos.
Lloramos juntos.
Jamás te olvidaré.
Señores lectores, permítanme la melancolía del texto recién pasado. Una parte de mi corazón acaba de desprenderse.